El sonido de un relámpago toca la fibra más primitiva y ancestral de nuestro cerebro. Por alguna extraña razón, escuchar el sonido de esas enormes descargas eléctricas nos estremece, nos petrifica y a la vez a muchos nos gusta…
Sorprendentemente, unos investigadores se plantearon el reto de controlar descargas eléctricas para convertirlas en música modificando la bobina que Nikola Tesla inventó en el siglo XIX y conseguir así un instrumento sonoro espectacular.
Nikola Tesla tenía en mente transportar electricidad sin cables y para ello inventó dispositivos que producían enormes descargas en el aire. Aunque hoy en día no está extendida esa funcionalidad, él llegó a hacer pruebas de transmisión de energía con chispas de hasta 40 metros de largo.
La bobina tesla se alimenta con corriente alterna de alta frecuencia que circula por un complejo circuito resonante de transformadores y condensadores de alto voltaje hasta un toroide final, donde se producen espectaculares descargas eléctricas hacia el aire.
Al igual que los relámpagos, los rayos generados por las bobinas tesla producen sonido debido a las variaciones bruscas de la temperatura del aire en su trayectoria. Para crear melodías, se añadió a la bobina tesla una unidad de control midi que modula la señal de alimentación de la bobina con pulsos digitales de la frecuencia del tono que se quiera que produzca el rayo.
La capacidad de generar sonidos de las bobinas tesla musicales es limitada, ya que la señal de esa modulación tiene siempre forma de onda cuadrada. Aun así se pueden generar sorprendentes melodías e incluso determinados acordes que recuerdan al sonido de algunos antiguos sintetizadores analógicos.
David Agüero